Abordamos la relación entre las tareas que surgen fruto de priorizar la acumulación de fuerzas y las tareas que permiten el desarrollo ideológico.
organización obrera.
La cuestión medioambiental no es solo un legado que el capitalismo deja, sino una de las tareas revolucionarias más importantes: socializar la producción es necesario, pero no suficiente. El movimiento obrero que se toma en serio a sí mismo, es decir, el que aspira a tomar el control de la producción (y no sólo a mendigar un reglamento legal soportable para su propia explotación), se ve obligado a reconocer que la gestión de estos problemas es parte del legado que le deja el capitalismo.
La falta de un proyecto político revolucionario a largo plazo, es una de las problemáticas que persigue a los movimientos sociales en la actualidad. En lugar de dedicar tiempo y esfuerzo a determinar cuáles son sus limitaciones muchos colectivos acaban quedándose en el reformismo, pintándolo de radical, dedicando sus energías militantes al puro oportunismo.
En el movimiento popular se habla mucho de que hay que organizarse; siempre con énfasis en el cuánto, en cómo conseguir que más gente se organice. Sí, queremos más organización, pero tenemos que hablar del cómo. Y del con quién, y para qué, e incluso contra qué o contra quién. En este artículo nos centraremos en la primera parte, en el cómo.
Han pasado más de 4 años desde que el Ayuntamiento de Getafe de Sara Hernandez, despidiera a 26 trabajadores de la empresa de Limpieza Y Medio Ambiente (LYMA). Tras los despidos se inició una campaña por la readmisión que hizo reflexionar sobre la miseria que vive la clase trabajadora, y sobre el significado que cobran la unidad, la solidaridad y la organización.