En esta entrada os traemos fragmentos de una entrevista con Adolfo Jiménez que se sucedió en 2021 (la transcripción y edición se atascaron en mi escritorio no pocas veces), el vigésimo aniversario del Campamento de la Esperanza. Se han tenido que realizar recortes en la transcripción de la entrevista por motivos de extensión, priorizando mantener aquellos temas de mayor relevancia política y/o que sean asequibles teniendo tan siquiera el conocimiento de lo que tratamos en un artículo anterior.

RT: Ya hemos hablado de esto en otro artículo, pero para introducir a los que se encuentren esta entrevista de primeras vamos a empezar por preguntar… ¿Qué era Sintel?
AJ: Era la primera y gran filial de Telefónica (en trabajadores, en facturación…). La utilizó Telefónica como un instrumento de regulación de precios […]. Sacrificábamos subidas salariales a cambio de creación de empleo. Nuestros convenios colectivos servían de referencia precisamente para las empresas instaladoras del sector, que cuando iban a negociar sus convenios colectivos ponían de referencia lo que había pactado Sintel. Eso se convirtió en un problema para la propia Telefónica. Si a eso sumamos el hecho de que en la UE se estableció que tenían que ir desapareciendo los monopolios, […] aprovecharon las circunstancias para deshacerse de Sintel.
Y nosotros metemos una componente política que ellos han ocultado siempre: la decisión de Felipe González de meter al comisario jefe de la lucha antiterrorista de los GAL (Francisco Álvarez), de meterlo en Sintel en Barcelona durante 4 años en un despacho pagándole una nómina como jefe de seguridad para pagarle los servicios prestados. A cambio ETA nos metió bombas en Euskal Herria porque consideraba que estábamos haciendo trabajos sucios: escuchas, etc. Nos atacaron. A los trabajadores que iban a EH no les alquilaban los pisos porque pensaban que eran policías nacionales [aclara que, como eran trabajadores que tenían que cargar postes, solían ser altos y fuertes, propiciando que se les confundiese con maderos]. […] Para nosotros, el GAL fue clave. Felipe González nos usó como instrumento ya no mercantil, sino como instrumento político también. Nos han cambiado por algo.
A través de Julio Feo, Mas Canosa [el comprador de Sintel] vino como visitante a la Moncloa. Le ofrecieron venderle esta empresa para que tuviese una plataforma de empresario en España para hacer su política anti-castrista [opuesta al gobierno de Fidel Castro y a la revolución cubana] por Europa. Y de paso es un favor que le hacemos para pagarle que le haya hecho la campaña a José María Aznar […]. Mas Canosa había ofrecido su jet privado a Aznar para su tour por Latinoamérica.
RT: En algún momento me has mencionado que el fallecimiento de Mas Canosa tuvo un impacto crucial.
AJ: Muerto el perro se acabó la rabia, y se quedaron sin referencia. Si Mas Canosa no hubiese muerto, quizás hubiese mantenido la empresa, que a fin de cuentas reportaba grandes beneficios. Era un regalo, que ni siquiera le reclamaron el dinero que no pagó. La empresa de Mas Canosa no facturaba ni la tercera parte que Sintel, sí, pero lo que quería era la segunda parte, que era la política: influir, precisamente contra “los Castro” (como él decía). Así que, si él no hubiese muerto, el resultado final no habría sido este. Este es mi convencimiento.
RT: En unos pocos años, acampáis en la castellana. ¿Qué os lleva a optar por un método de lucha tan específico como ese?
AJ: Pasan muchas cosas desde la venta [1996] hasta la acampada del 2001. Tuvimos una serie de paros, concentraciones, manifestaciones, etc., contra esa medida que se había dado de cómo nos habíamos enterado en la prensa de la venta de Sintel, en la portada del país.
Cuando nosotros fuimos a Argentina, en el 91-92, fuimos a realizar una labor sindical. Nosotros allí en Argentina vimos por primera vez los efectos del ‘nuevo sistema de desarrollo económico’ y que se estaba implantando a gran velocidad. Era lo que se llamaba “la globalización”. […]
Entonces, nosotros empezamos con la lucha tradicional. Luchamos para negociar el convenio colectivo, pero a todo se negaba el nuevo propietario. La realidad es que, tras la compra, nuestros directores y presidente del consejo de administración seguían siendo los mismos, personas de telefónica. Por no poner, no pusieron ni un financiero. Mas Canosa era simplemente un testaferro, los directivos seguían siendo de Telefónica. ¿Pero qué pasó? Que esto era un acuerdo del bipartidismo político, de un González que salía y un Aznar que entraba. Y también había un bipartidismo de los grupos de información, que hizo un pacto de silencio: No hay que hablar de Sintel. Sacaron la venta en la portada del País, y se acabó el tema. No iban a informar de lo que se había hecho con esta empresa, con esta privatización. ¿Cuándo salimos de las dudas? Cuando convocamos en Madrid una gran manifestación a nivel nacional, traíamos a la gente en autobuses a todo el que quería apuntarse y en Madrid nos apoyaban todas las secciones sindicales. Iban a estar los secretarios confederales Antonio Gutiérrez y Cándido Méndez. Allí estaban todos los medios de comunicación, nunca habíamos visto tantos medios de comunicación. Los compañeros fueron de vuelta a las provincias y esperaban cuando se levantasen comprar el periódico y ver alguna foto… no, no. Ni un segundo en TV, ni un minuto de radio, ni una línea en prensa. Allí estaban todos con las cámaras, y ni un minuto. Tuvimos otra, y pasó exactamente lo mismo […]
En junio del año 2000 dejan de pagarnos los salarios. Intentar que nos arrodillemos golpeándonos en el estómago. Ante esa situación y visto ya como estábamos, vamos a reunirnos y ver qué hacemos en esta situación. Cuando llegamos al campamento llevábamos 7 nóminas sin cobrar. Finalmente, tras muchas reuniones, consiguen que Telefónica preste dinero a Sintel para que pague dos nóminas, pero no había solución. Podíamos irnos para casa u organizarnos ya no para luchar, sino para vencer. El enemigo que tenemos enfrente es no sólo el capital internacional, sino la primera mayoría absoluta de la derecha de España.
Teníamos claro que no podíamos subcontratar la lucha sindical. No tenemos que esperar que “los sindicatos” arreglen nada: nosotros tenemos que hacerlo. Les dijimos “nosotros vamos a hacerlo. ¿Nos apoyáis o no?”. “Estos se van a cansar”, como así pensaban todos. Incluido la federación estatal del metal de CCOO: “No vais a durar ni una semana” […].
Cuando las asambleas de Sintel aceptaron el plan, llevamos el plan a Tojo. “Podéis denunciarlo sin queréis, porque ya hemos avisado a todos los parlamentarios, a todos los senadores, a todos los periódicos”. Y no se lo creyó nadie. Empezamos con un mes de huelga, creyendo que cederían antes.
Cuando empezamos a montar tiendas, fueron para allá. Creo que fue Tojo. No sé lo que hablarían, pero sé que CCOO estaban convencidos de que no íbamos a durar ni una semana. Error. Error craso, de todos. Estaban muy alejados nuestros sindicatos de la lucha. Llevaban ya muchos años sin luchar. Si a una persona joven la sientas 20 años en una silla de ruedas y se pasa por delante un olímpico que le dice “Anda levanta, que vamos a hacer aquí unas olimpiadas tú y yo, vamos a correr el maratón”. Pues el chaval sería muy joven y maravilloso, pero tras 20 años en silla de ruedas, ¿a que no puede seguir? Pues eso le pasó al sindicato. Los pobres con la lengua fuera, no podían hacer más porque no tenían entrenamiento para nada. Habían abandonado la lucha hace muchísimos años.
Pues allí por la mañana iban llegando desde las distintas zonas, y estábamos esperando a ver la reacción. No había reacción desde los ministerios, no nos mandaban a los antidisturbios. Nada. Por la razón que fuese, por el complejo que pudiese tuviera la derecha, que no dijese que habían arrasado a palos a unos trabajadores que habían acampado ahí, y claro. […]
El sindicato, ¿qué hace? Se queda paralizado. Las gestiones que hubiese que hacer las llamarían, pero nosotros seguíamos allí y ya llevábamos dos días. […]. Obviamente no nos dieron nada. ¿Y qué ocurrió? Pues cogimos a los electricistas y les dijimos hay que montar una estructura eléctrica, para empezar a tener artefactos de calefacción para que pudiesen secar la ropa y tal. ¿Y de dónde los sacamos? Pues como teníamos requisados la furgoneta y el camión grúa, tanto en la oficina como en los almacenes, había gente que dormía allí, pues con el camión grúa a por palés. Por la noche las furgonetas dando vueltas recogiendo donde los hubiese los electrodomésticos, porque los ciudadanos a veces nos desprendemos de cosas que tal. Lavadoras, secadores, frigoríficos, televisores…. Todo, todo fue recogido. […] Esto no lo pudiesen hacer estos de la banca, se hubiesen muerto en dos días. […] A partir de ahí el sindicato estaría hablando con el delegado del gobierno, que era un hombre absolutamente franquista. Vamos a la reunión Valeriano y yo, habiendo tenido ya la reunión con el sindicato. Lo primero: “¿Cuánto tiempo piensan estar ahí?”, lo cual ya me animó porque digo, no nos piensan echar (de momento). Y digo: “Pues hasta que cobremos el salario que nos deben”. “Hostias. ¿Cómo?”. “Hombre, pues nos deben 7 nóminas. Que tenemos mujer e hijos, y la puta manía de comer todos los días”. […]
En definitiva, que ahí seguimos. Y a partir de ahí la fuerza que cogimos es que ya inmediatamente dijimos “Hay que hacer una gran manifestación en Madrid que ya estamos asentaos”. […]
Y el día 14, pues fíjate, un éxito muy grande allí en la castellana, y allí estuvieron [Paco] Frutos, [Gaspar] Llamazares, [Rafael] Simancas, creo también que los secretarios generales confederales. Y a partir de ahí, saca curiosamente un artículo El País. […]
Pero bueno. Esto es que fuimos dando estos pasos. Pero como sujetamos a la gente, me decían, “Adolfo, así no abrimos telediarios”. ¡Y tenían razón! Así esto no acaba. Se pasaba el mes ya. ¿Y qué hicimos? Pues tenemos que convocar ya huelga indefinida, no podemos seguir con que si un mes más. A mí me venían a contar, Llamazares, con el argumento de siempre “Claro, no podemos hacer nada, porque sería sentar un precedente…”. ¿Me entiendes? Hijos de puta, ¿y 7 meses antes no podías hacer nada? Claro, antes porque no querían hacer nada, ¿y ahora sería porque sería un precedente? No querían hacer nada.
Paco Frutos estuvo con nosotros de madrugada, de día, por las tardes, llegando las cosas al parlamento… […] Está IU haciendo iniciativas en todos los ayuntamientos, el PCE convocaba actos, y tal… está Paco Frutos volcado como está… En definitiva: gracias al PCE y a IU esto sigue palante. ¿Qué está haciendo el sindicato? Que no han venido siquiera una madrugada a estar en el campamento con nosotros, a ver qué pensamos. Estuvo hasta Vestrynge, que en la universidad organizó actos… [En uno de estos actos] me dijeron: “Aquí hace unos días estuvo [José María] Fidalgo y le preguntamos por la responsabilidad de Telefónica en todo este tema”. Y dijo que Telefónica no era responsable de nada, que esto se trataba de una empresa privada. El mismo lenguaje del PP. Por eso mis compañeros, verás en las marchas ya en aquellos años. “Fidalgo es del PP, Fidalgo es del PP”. [RJ Y luego se demostró que era totalmente cierto, vaya] Totalmente cierto. […]
Aquí, la solidaridad que hemos podido generar, gracias a ellos, porque quieras o no el día 3 de agosto fue una auténtica victoria sindical televisada, fue debido a que conseguimos despertar el tremendo gigante de la solidaridad, que yo decía que eso era la sociedad, pero tenías que reventar la censura de los medios de comunicación, y teníamos que hacer las cosas para que en nuestra reivindicación se identificase el pueblo, la gente, la sociedad, por nuestra causa. Y se identificaron todos. ¡Que bajaban señoras con abrigos de pieles a decirnos que teníamos su casa para ducharnos! ¡En ese barrio! El más lujoso de España.
[…] En una palabra, que conseguimos todo lo que nos habíamos propuesto. En “Alzados del suelo” yo dije que habíamos conseguido el 100% de las reivindicaciones, porque era verdad. Pues allí estaban las declaraciones de Tojo, diciendo que no estaba de acuerdo, que se había conseguido el 120%. En fin, no han creído nunca en la lucha, no creían para nada en esto … Dentro de los despachos con el ministro tenían reuniones, el sindicato. El sindicato, gente de la ejecutiva confederal, tenían reuniones en el despacho con el ministro. Tú te imaginas, un tío sindicalista, tener reuniones 2 meses, 3 meses, 4 meses, ¿teniendo a la gente sin cobrar 13 nominas seguidas? O sea, ¿tú lo entiendes, lo entiende alguien? […] Dijo el Tojo ahí, que nos enteramos por la película, que un mes antes [del acuerdo oficial] habían alcanzado un acuerdo! Fidalgo y él, con el Alierta en el despacho. ¡Un mes antes, y no nos habían dicho nada! ¡Después de llevar allí 5 meses y pico, y no nos dicen nada! Con el sufrimiento que teníamos y todo lo que estábamos pasando, ¿y cómo no nos dicen nada? ¡A mí no me dijeron de ir a ninguna reunión! Y era el presidente del comité intercentros. Y luego me acusaron muchos, después de que no cumplieron el acuerdo, de mi ingenuidad. ¡Anda la ostia! O sea que, si los compañeros confían en mí, en que tome decisiones sin que estén los 2000 conmigo en las reuniones, ¿cómo no voy a confiar yo en mis representantes institucionales del sindicato?
RT: Entráis al campamento con 7 nóminas atrasadas. Esas nóminas, por mucho que se firme el acuerdo, ¿cuándo se pagan?
AJ: Salimos con 13 impagadas, pero claro, hay una realidad: que convocamos huelga indefinida, y tú cuando convocas una huelga indefinida, ni cotizas, ni te pagan las nóminas. Por lo tanto, nos debían 7, y en enero convocamos febrero todo de huelga y luego dimos ya indefinida.Es decir, que de 13 nóminas que nos adeudaban, 6 no podíamos cobrarlas porque habíamos estado de huelga indefinida. Siete. ¿Y cuándo nos pagan eso? Pues en el día 3 de agosto, si has visto la asamblea, que venias de firmar el crédito con el FOGASA. […] El FOGASA, de lo que tenía que indemnizarnos, nos pasaba el dinero a la Asociación, y como eso lleva un trámite largo y querían que nos levantásemos ya como fuese, pues fuimos al BBVA, llamaron al director general y se resolvió el tema. […] Levantamos el campamento, y a partir de ahí hicimos el pago de (aprox) 1.300.000 pesetas a cada uno de las nóminas atrasadas. Pero claro, de ahí no nos pagaban todo lo que nos debían. Ni de salarios, y por supuesto de despidos nada.
[…] Habíamos venido [a la asamblea] del préstamo ese que nos daban a la Asociación, del cual tuvimos que pagar los intereses correspondientes, hasta el día que vino el dinero de los fondos del FOGASA. Si fueron 15 días o lo que fuese, pues pagamos los intereses correspondientes, no creas que nos regalaron nada. [RT: ¿Como? ¿Perdón? ¿qué intereses tuvisteis que pagar?] Coño [se ríe de mi ingenuidad], tú vas a un banco y les pides 2500 millones, aparte de que te lo resuelven en 24h sin ninguna garantía. Pues cuando por fin el FOGASA nos va a pagar a nosotros, con ese dinero devolvemos al BBVA el crédito que hemos pedido. Y si ha habido 15 días de diferencia, pues habrá que pagarle los intereses al banco, ¿no? [RT: Vaya, vaya vergüenza] […] ¡Tú imagínate que el dinero del FOGASA tuviésemos que estarlo esperando dos años! Y hemos dicho que no nos íbamos sin cobrar…
Y luego lo demás ya vendría, con la liquidación de Sintel.
RT: ¿Cuántas veces os pagan, y qué os pagan cada vez?
AJ: De memoria no lo puedo recordar. Es que han pasado tantas cosas… Porque luego vino el tema como sabes con la Audiencia Nazional que llegó hasta 2013. […]. A todo esto, ¿sabes que con el sindicato [CCOO] se rompió? Que además, como ellos tenían firmadas las cuentas, el primer acuerdo de 1.300.000 lo firmaban ellos. Pero luego después, como nos abandonaron, pues ya fuimos nosotros, hicimos asamblea ante notario, votando uno por uno, que todo el comité intercentro tenía que estar en la junta directiva de la Asociación. Y a eso se negó Tojo, bajo ningún concepto. Claro, querían ser ellos lo que manejasen el tinglao, ser los 4 o 5 conmigo de títere en minoría, y que los demás no tenían que pinchar ni cortar: ya no existe el comité intercentro. Lo que han estado acostumbrados a hacer en todas las putas crisis de este país desde hace años, ¿sabes? A tomar por culo, el comité no existe, así ellos manejaban el cotarro de puta madre.
[…] Mandó una carta Tojo a todos porque tenía la base de datos nuestra, amenazante, que yo les dije: “Comparar si hay diferencia entre la carta que ha firmado el SG del metal Tojo, amenazándonos si hacíamos una asamblea en Madrid de todos los trabajadores de Sintel, y la diferencia (si es que existe), en la carta que nos mandaba el director de Recursos Humanos de Sintel”. Ninguna. No hay peor comunista que el post-comunista, que absorbe las lógicas del capital. Ese es el tema. Lo suyo era dividir a las secciones sindicales; dividir al comité de empresa. Eso lo intentó, eran prácticas que dices “¿Es posible esto?”. Los sindicatos eran simplemente bomberos, al servicio del sistema. “¡Ay! ¡Que hay un fuego!”, como fue el caso del de Sintel. Claro, es que el fuego de Sintel no pudieron apagarlo. Ese es el tema. No pudieron. Y como no pudieron, pues de ahí su frustración […].
Pues a ese poder nos hemos enfrentado. A ese poder, económico y financiero, más grande de este país. Porque no hay que olvidar que decimos Telefónica, pero ¿quiénes estaban ahí en el capital? Caixa, Caja Madrid, BBVA… ¿sabes? Lo nuestro fue una auténtica lucha Capital-Trabajo. Lo que siempre definió el marxismo. La lucha del capital. Esa fue. Y fue televisada, y fue una auténtica victoria. La desgracia es que nos traicionaron. ¿Quién nos traicionó? Nuestra propia cúpula sindical.
Esta fue la desgracia, y la que ha hecho muchísimo daño a toda la familia Sintel. Muchísimo daño. “Bueno, no cumplen, pues contamos con su apoyo para dar la batalla”. No, no, no. Es que ellos ya se prestan al bando de los empresarios ya sin ningún… y allí nos ponen a parir en artículos en El País, en declaraciones… “No, no, ellos lo que quieren es reconstruir Sintel”. Pero será desgraciado. Y ¿qué es lo que hemos reivindicado siempre? Un plan industrial para estar todos juntos. No ha podido ser, hemos aceptado lo del tema de las recolocaciones y la hemos aprobado, ¡públicamente! Y además estábamos contentos ya con esa solución. Porque nos quitábamos a los de 50 años arriba, a 500 compañeros que les dejábamos protegidos. Pero es que habéis sido tan canallas, que es que no han cumplido las recolocaciones. Y estamos todos en paro. […]
Nos han dicho de todo. Pusieron al confederal de frente contra nosotros, y cuando el confederal se ve desbordado, se agarran al PP, a Aznar y a Telefónica para que les echen una mano contra nosotros. ¿Y cuál es la mano contra nosotros? Pues ellos apuestan que el acuerdo ya estaba firmado, y que hay que cumplirlo, pero resulta que no lo cumplen. Y entonces la decisión es culpar a los trabajadores de que no queremos trabajar, que somos vagos y maleantes. Y eso es un daño terrible que hicieron a compañeros por sus propios hijos. Que algunos profesores de los colegios con muy poca sensibilidad decían “Claro, tu padre no trabaja porque no quiere”. Pero es que llegaron a hacer dudar hasta a las parejas de nuestros compañeros, ¿eh? Nos lo decía algún compañero: “Hasta mi mujer me ha dicho que lo que no quiero es trabajar, que lo están diciendo en todos los sitios, que nos han ofrecido contrato de trabajo y no queríamos”.
Todo mentira. O sea, el daño que han hecho estos hijos de puta, o sea, es brutal. Absolutamente sin ningún futuro, el sindicalismo, ¿el que hay ahora? Bueno, yo no sé si el sindicalismo tiene futuro. […] Desde luego, ese sindicalismo ninguno.
RT: Sí que quería preguntar por aquí. Realmente, si los sindicatos responden, pues como dices, que ya son una gestoría de servicios del capital, del Estado, o sea, una forma de introducir la ideología del enemigo dentro del movimiento obrero, ¿qué haces? ¿Te organizas al margen de eso, empiezas sindicatos nuevos desvinculados es estos…?
AJ: Pues mira, precisamente sabes que el sindicato COBAS era gente de Telefónica cuando estábamos en el campamento. Los expulsan, y ellos montan el sindicato Comisiones de Base en Barcelona. Luego se ha extendido, aquí también tienen una oficina en Madrid. Hay sindicatos que todavía practican un sindicalismo… Pero claro, no te digo como hacen 20 años el nuestro, pero sí muy reivindicativo, tipo el sindicato Galego, CIG, que es un sindicato nacionalista y de hecho arrasó con CCOO y UGT.
[…]
¿Te has imaginado a los de Telefónica, a los de Iberdrola, haciendo eso? ¿Sabes por qué? Porque cuando estás en la matriz, todas las subidas salariales de los convenios de estas empresas no te han costado ningún esfuerzo, a los sindicatos en las matrices de estas multinacionales. Y, ¿por qué no me ha costado un esfuerzo? Porque todo lo que yo te subo aquí se lo voy a sacar de los 100000 subcontrataos que tengo en multitud de empresas pequeñas [RT: El fenómeno de la aristocracia obrera, que le llaman]. Sí, bueno, yo es que siempre hablaba de “la clase trabajadora” y “los trabajadores de clase”. Y esos son trabajadores de clase, no son clase trabajadora. Y lo han fomentado los dos grandes sindicatos. El individualismo… “¿Tú estás bien? Pues que le den por culo, que luchen”. ¿Como que “que luchen”? Pero tú eres cómplice de lo que están haciendo con ellos. ¿O acaso has ido con las pequeñas empresas a dar la batalla, a exigir condiciones? Este es el tema, ese sindicalismo no vale para nada.
Y está recogido en el 8% de empresas de este país, que son las grandes. El 92% son pequeñas/medianas que no tienen representación. Y las que tienen no tienen fuerza los pobres para nada. Y si dicen algo, a la puta calle. Como nadie del sindicato va aquí con una brigada de gente a montarle el número al patrón, o sea, no existe contrapoder, mi querido interlocutor, no existe contrapoder al capital. No Existe. [RT: Habrá que crearlo, ¿no?] Eso ya será otro factor, pero te digo la realidad de… y ahora ha tenido un poco de eso porque hay un gobierno supuestamente social-comunista, que todavía no ha derogado ni la puta reforma laboral, ni la ley mordaza, ni…
RT: Bueno, el tema de la solidaridad sectorial. Me has mencionado creo que desde Telefónica, la matriz, no hubo…
AJ: No convocaron ni un minuto de paro. Pero sí fueron a darnos dinero que habían recogido de los trabajadores. Eso lo hacían hasta trabajadores individuales, que nos ponían dinero. De las secciones sindicales, nuestra base económica, llegamos a juntar hasta 130 millones de pesetas, todo eso fue gracias a la solidaridad del sindicalismo de base. De las secciones sindicales, de los comités de empresas […]. Y luego [cuando se firmó el acuerdo] ya por fin vino por escrito en un telegrama que bueno, recogía puntos fundamentales, y que a nosotros nos servía. Dando por hecho, ingenuamente, que si lo aprueba un consejo de ministros, lo firma un ministro de la presidencia, decíamos macho… que tomar el pelo del ejecutivo al legislativo, diciendo “Aquí está el acuerdo” y luego no cumplirlo, o sea claro, ¿cómo no voy a reconocer lo que me dicen ahí? Y yo me creí que el gobierno cumpliría los acuerdos. Sí, me lo creí, qué quieres que te diga. Y claro, pues luego no fue así.
La entrevista continúa por otros derroteros que no sería sencillo introducir aquí sin alargarnos demasiado. Cerramos reiterando nuestro agradecimiento a Adolfo y a Paco por hacer posible esta entrevista y otros artículos con su tiempo. Aprovechamos, también, para recomendaros encarecidamente que veáis los documentales sobre el conflicto, especialmente “El interregno”, dirigido por el propio Paco.